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miércoles, 25 de septiembre de 2013

La Herradura III - Costa Tropical de Granada

Y continúo con el ascenso (ésto parece lo de los "ochomiles", por Dios!)...


Sin prisa, poquito a poco, arriba... arriba... arriba!

Y de pronto, te encuentras "patios" como este, a donde una vecina que "llevaba prisa y no podía entretenerse", me invitó a entrar y admirar las plantas de su vecina, porque ella ya era mayor y no tenía ganas y las suyas, las tenía muy descuidadas, ¡óle! Y yo, of course, hasta el fondo me metí...

Flores como ésta, ¡preciosa!

No deja de llamar poderosamente la atención, cómo personas tan mayores y de movilidad bastante reducida, suben y bajan a diario estas impresionantes cuestas aunque sólo sea para comprar el pan y cuatro cositas...

Y a veces, los que están algo "mejor", con su carrito, proveen a los que están menos ágiles. Esta señora, me saludó tan efusivamente como si me conociera de toda la vida. Luego, cuando me tuvo más cerca, reconoció que la vista le falla y me había confundido con otra persona (¡ya decía yo!) Y ya, aprovechando, me contó su vida desde que se casó y se fue a vivir a tó lo alto, y que a pesar de los años que allí llevaba, seguía sin gustarle nada y lógicamente, cada vez menos. ¡Entrañables gentes!

¡Voy ya sin aliento!

¡Vaya tela con Fray Leopoldo (de Alpandeire), que aunque era del pueblo de mi abuela materna y ella gran devota, no le perdono yo estas cuestecillas!

  
Estas fotos que vienen ahora, tiene una historia muy particular, que no quiero dejar pasar... En una de las calles, ya casi llegando al final, al cruzarme con una señora, le dí y me dió los buenos días y quiso entablar una pequeña conversación conmigo. Le hablé de que sabía de las preciosas vistas que hay desde lo alto y la mujer, sin pensarlo dos veces, me invitó a subir a la azotea de su casa, desde donde había un paisaje increíble, según ella... Y no mintió. Yo, aprovechando su amabilidad, la acompañé, y cuando llegué arriba, con la boca abierta me quedé con las vistas que desde allí disfruta María Jesús, que asi se llama la señora. Mientras yo no podía dejar de tirar fotos, la señora me contó de su vida, con un tono y un cariño como si me conociera de toda la vida... Esta es la vista a la izquierda, el mar, Cerro Gordo. Pero mirad, a la derecha...

Mar y montaña... Ahí radica la belleza de La Herradura, pueblo moderno, turístico y pueblo "viejo"




Y esta es la recompensa cuando llegas al "Barrio Alto". Esta preciosa vista de un mar en calma, sereno e inmenso. ¡Cómo envidio a quien vive en la casa que queda a la izquierda!

Y comienzo el descenso... En un par de días, os enseño otros rincones por los que me metí y que volvían a subir y bajar...


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